Primero el Castillo de Benavente, luego Urueña
Antes de la Villa del libro decidimos que era buena idea parar en el Castillo de Benavente, a continuación te relato ese primer episodio de nuestro viaje.
Comencemos por el principio
Este es un viaje que comenzamos a planear, prácticamente, cuando arrancó la web por primera vez. Leímos acerca de un lugar que identificaban como Villa del Libro y nuestra primera reacción fue “tenemos que ir allí, pero fijo”.
Así que comenzamos con los preparativos, hicimos una investigación exhaustiva de que nos podíamos encontrar allí y que sitios íbamos a poder visitar, para poder realizar un itinerario.
Y luego lo ignoramos totalmente. Fue una buena decisión, sin embargo, lo entenderás más adelante.
P*** Virus
Nuevamente, al igual que nos ocurrió con el VEL, todo estuvo a punto de irse al traste justo antes de ir y, de nuevo, la causante fue la vacuna contra el COVID.
Resulta que, en esta ocasión, dos días antes de tener que iniciar nuestro viaje, me llegó el tan esperado sms con la cita para que me administrasen la segunda dosis de la vacuna. Según nos habían informado, tenía que ser inyectada con un espacio de veintiocho días, como mínimo, desde la primera pero en este caso, con la cita que me daban, tan sólo habrían pasado veintiséis y supondría que, debido a que nuestro viaje lo habíamos programado en base a la fecha que nos habían informado, estaríamos todavía en Urueña para cuando llegase la hora.
Así que decidimos intentar cambiarla para evitar problemas, pero como la única opción que nos daban era no asistir, sin más, para esperar a que luego me metiesen de nuevo en lista de espera (con la consiguiente tardanza y el riesgo de tener que volver a comenzar la pauta), decidimos cambiar ligeramente nuestros planes y volver medio día antes.
Primera parada: El Castillo de Benavente
Finalmente, con todos los cabos atados y luz verde, iniciamos el viaje el martes, diez de agosto, a las ocho de la mañana.
Lo bonito de los viajes en coche es poder observar y disfrutar de los distintos paisajes, con su flora y su fauna, su clima… todas esas cosas maravillosas con las que te encuentras entre tu casa y tu destino. Así que, tras entrar en el coche, me puse los cascos, empecé a reproducir un audiolibro y me quedé dormida a los pocos minutos de haber arrancado.
Cuando estábamos llegando a Benavente, noté un suave toque en el hombro y escuché una voz que decía “vete despertando, que ya casi estamos en Benavente” y volví al mundo de los mortales.
Nuestro señor Pimentel
Los que nos conocéis de hace un tiempo y los que no nos conocéis pero sois de Galicia y os movéis por el mundillo del rol, sabréis lo que fue Irmandiños: A Revolta. Un rol en vivo basado en la segunda revuelta Irmandiña que se desarrolló en Galicia hace unos poquitos de años. Pues bien, resulta que nosotros estuvimos en la última edición de este evento.

Y tuvimos la suerte de pertenecer a un grupo, dentro del bando noble, en el que disfrutamos como enanos. Y cuyo actor encargado de dirigirnos estaba tan metido en el papel que lo recordaremos con muchísimo cariño toda la vida.
El papel que interpretábamos nosotros era el de cazarrecompensas, el que interpretaba él: Rodrigo Alonso Pimentel, Conde de Benavente.
El Castillo de la Mota o Castillo de Benavente
Tras esta parrafada, comprenderéis que no podíamos dejar pasar la oportunidad. En un viaje que nos llevaba por delante, teníamos que parar en Benavente para visitar La Torre del Caracol. Último vestigio del que fue el Castillo de la Mota. Mandado erigir por uno de los condes de Benavente y perteneció a “nuestro señor”.
Convertido a día de hoy en parador integrado en el propio castillo, supone una experiencia en sí mismo.
Cuando entras, te sobrecoge una arquitectura digna de los reyes del pasado. Grandes lámparas de araña, cuadros de cuero y tapices que cubrían las paredes en aquellas largas y frías noches. Como fría fue, también, la camarera que nos atendió.
En medio del nivel que se respiraba en un parador de cuatro estrellas como es, a día de hoy, el Castillo de Benavente. En una terraza preciosa con su piscinita separada por arbustos y todo muy chic. Se ve que dos viajeros vestidos de negro, sin ningún cuidado más que el de ir cómodos, no entraban exactamente en sus planes.
Así que fue lo más rancio que se puede ser hasta que llegó su compañera y le pasó el marrón. Siendo esta una profesional de los pies a la cabeza y tratándonos con una amabilidad digna de su profesión (y del hecho de ser persona y no el coco).
Tontunas aparte
Tras este pequeño en el Castillo de Benavente, inciso decidimos volver paseando hacia el coche, observando la ciudad y descubriendo pequeños rincones especiales que nos hicieron disfrutar y reflexionar sobre el paso del tiempo, el cambio que van sufriendo las ciudades y el progreso.

Fue un inicio de vacaciones muy enriquecedor y nos dejó con ganas de repetir, pero esta vez para integrarnos en la fauna y pasar unos días con las peques en el parador en próximas escapadas.

Urueña || Villa del Libro 2/3
En esta segunda parte de nuestra trilogía de Urueña, llegamos por fin a la Villa del Libro y te traemos una pequeña crónica de nuestros tres días allí.