De tal palo...
El misterio de Salem´s Lot, Stephen King.
Esta mañana me levanté para ir a trabajar. Mientras mi hija tomaba el desayuno musité “Stephen”, pues tenía una de sus novelas sobre mi mesa. Ella respondió: ”King” y yo, sorprendido, sonreí.
Luego pensé: “Debo hablar mucho de él sin darme cuenta”. Los críos repiten las palabras que escuchan de sus familiares como esos loros que dicen cosas sin saber qué son. Y, ciertamente, Stephen King anda entre nosotros como uno más. Tal vez ya forme parte de la familia o sus libros sean como los paquetes de tabaco que tenía mi padre en casa, formando parte del decorado, asegurando la distribución para alimentar el vicio…
No existe ninguna droga que no tenga una infinita producción y, en mi caso, Stephen se ocupa de proveerme la dosis.
El misterio de Salem's Lot
Pongámonos en situación
Hablemos pues del estupefaciente de hoy: El misterio de Salem´s Lot.
Es la segunda novela de Stephen King. Publicada originalmente en 1975. En español apareció con La hora del vampiro. Los editores cambiaron el titulo original sustituyendo Jerusalem´s Lot por Salem´s Lot, pues sonaba demasiado religioso.
Nos encontramos en un pequeño pueblo cerca de Maine, Portland, en Norteamérica. Uno de esos lugares tranquilos, por donde tal vez pase una carretera interestatal y algún conductor decida parar a descansar.
¿Qué ocurriría si el Conde Drácula decidiera venir a Nueva York?
Eso se preguntó Stephen King mientras impartía una clase de escritura.
Alguien dijo:
Supongo que moriría atropellado por un taxi
La respuesta fue graciosa, pero ¿Qué ocurriría si apareciera en uno de esos pueblos de los Estados Unidos donde nunca ocurre nada, donde sus habitantes pasan la vida plácidamente?.
Al tajo
Ben Mears es un consagrado escritor que vuelve a su pueblo para escribir una novela. De niño tuvo una experiencia desconcertante al descubrir a una persona ahorcada en una casa de Salem´s Lot, que sigue cerrada desde que ocurrieron aquellos acontecimientos.
La novela nos lleva de la mano por esos caminos que no deseamos, donde la oscuridad se cierne sobre nuestras cabezas: solo son las sombras del bosque o el graznido de un cuervo; siempre ha ocurrido así, no hay por qué asustarse, a no ser…
A no ser que hayas sufrido un trance como la vivencia de Ben cuando era un niño y todo comience a cobrar sentido. Entonces le preguntan si crees en los vampiros, en los muertos vivientes, en todas esas historias y el protagonista, Ben Mears, responde:
Me has preguntado qué pienso, y te lo voy a decir. Creo que es relativamente fácil que la gente acepte cosas como la telepatía o las premoniciones o el teleplasma, porque la disposición a creerlas no les cuesta nada; no les quita el sueño por las noches. Pero la idea de que el mal que hacen los hombres pueda sobrevivirles es más inquietante
El misterio de Salem’s Lot
La novela juega con ese concepto absoluto: el miedo y la negación que hacemos de todo lo que no comprendemos o de todo lo que no queremos comprender. No es necesario ser un ferviente católico para saber que el Mal existe, al igual que el Bien, por la lógica aplastante de que si existe lo uno debe de existir su contrario. Es algo que solemos obviar porque la naturaleza del hombre es así: el afán por la supervivencia nos hace borrar todo lo malo y pensar en un esperanzador futuro donde todo irá mejor, donde no existen vampiros, ni siquiera psicópatas o delincuentes; nadie va pensando por ahí dónde estarán todos esos maniacos o violadores.
El miedo
Pero volvamos al miedo, ese que los niños tienen y que todos hemos padecido porque, por mucho que tu padre te diga que el coco no existe, sabes que lo dicen para que no te preocupes y mienten porque ellos también fueron niños.
Ningún niño vence jamás esos terrores, pensó Matt. Si a un miedo no se le puede dar forma, no se le puede vencer. Y los miedos que se agarran en los pequeños cerebros son demasiado grandes para pasar por la boca. Tarde o temprano, uno encontraba alguien con quien pasar por delante de todas las casas abandonadas por las cuales tenía que pasar entre la infancia sonriente y la senilidad gruñona. Hasta esta noche. Hasta esta noche en que uno se encontraba con que ninguno de los antiguos miedos infantiles había sido superado; todos esperaban acurrucados en sus diminutos ataúdes de niño, con una rosa silvestre sobre la tapa.
El misterio de Salem’s Lot
Espeluznante pero real.
Stephen sabe de lo que habla; yo mismo me siento como ese niño, por eso trato de evitar las películas de terror, por eso lo quiero y lo odio, por eso los adultos nos centramos en la vida cotidiana con esos miedos que como dice él son irrisorios…
Mark se dio cuenta de que estaba pensando lo extraño que eran los adultos. Tomaban laxantes, alcohol o píldoras para dormir, para ahuyentar sus terrores y conseguir conciliar el sueño, y sus temores eran tan mansos, tan domésticos: el trabajo, el dinero, lo qué pensará la maestra si Jennie no va a la escuela mejor vestida, si me amará mi mujer, quiénes serán mis amigos. Pálidos miedos comparados con los que experimentan todos los niños en la oscuridad de sus lechos, sin poder confesárselos a nadie en la esperanza de ser comprendidos, a no ser que sea otro niño
El misterio de Salem’s Lot
Salem´s Lot es ese lugar tranquilo con vida propia. Es nuestro pueblo de vacaciones, o la aldea donde viven familiares lejanos a los que vamos a visitar en verano. Es parte de nuestra infancia y juventud, es otro lugar más donde un día el mal se instala y abre una tienda de antigüedades, hace relaciones con el vecindario, bajo la amable sonrisa del dependiente y luego, llega la noche y las sombras nos hacen dudar en los caminos por donde hemos pasado innumerables veces.
Es entonces cuando te enfrentas a ti mismo y vuelves a ser ese niño que aún no sabe qué hay debajo de la cama.
Créditos de las imágenes
- El misterio de Salems Lot | Awenyr | CC BY 4.0
- El misterio de Salem's Lot | Editorial Debolsillo | ISBN 9788466347624
2 comentarios en «El misterio de Salem’s Lot»
El miedo es libre, se puede tener miedo a casi todo y eso es malo porque te atenaza y bloquea. Pero, también,se puede no tener miedo a nada y, eso también es un peligro, porque tener miedo es una señal de supervivencia. El miedo es una emoción universal que te advierte de un peligro potencial.
Así que, da igual si el miedo real como si solo existe en tu cabeza, haz caso a tu intuición y ponte en guardia, que algo pasa.
Buena Reseña, Santiago, aquí te dejo mi aportación.
Muchas gracias por tus comentarios.
Hasta podemos tener miedo del miedo.