La infancia de Erin 1/3

Precuela en forma de relato de "La trampa de Erin". En "La infancia de Erin" veremos acontecimientos que marcaron su infancia y definieron su futuro.
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Cody

Escucho un ruido y salgo corriendo hacia la puerta, solo es el vecino que está paseando a su perro. Se supone que mi madre debería haber llegado hace más de media hora. Hoy es el gran día, el día en que mi hermano Cody viene a casa por primera vez. Cuando mamá me dijo que iba a tener un bebé, no me gustó la idea. ¿Por qué quiere tener otro hijo con él? ¿No es suficiente con que las dos tengamos que aguantarle?

Respiro profundamente y vuelvo a sentarme en el sofá. No sé cómo voy a conseguir mantener a Frank alejado del bebé. Ni siquiera debería estar pensando en esto. Tengo nueve años, se supone que las niñas de mi edad tendrían que estar jugando con muñecas, no pensando en la forma de proteger a su hermano pequeño de su padre maltratador.

—Cariño, ya estamos en casa.

La llegada

La voz de mi madre me sobresalta y corro hacia la puerta. Al llegar, ignoro a Frank intentando no molestarlo, pero la verdad es que él ni siquiera me mira, tan solo entra en casa y se dirige directamente a la cocina. Sé lo que va a hacer, abrirá el frigorífico para coger unas cuantas cervezas que no tardará en beberse, antes de pasar al wiskey.

—¿Puedo cogerlo? —pregunto señalando el pequeño bulto que mi madre tiene entre sus brazos.

—Claro que sí, mi vida —contesta—. Es tu hermano pequeño, tienes que cuidar de él.

Ahogo un suspiro y me muerdo la lengua para no decirle cuatro cosas a mamá. Su comentario no puede ser más acertado. Eso es lo que voy a tener que hacer el resto de mi vida, cuidar de mi hermano, y todo por su culpa.

Cojo al pequeño con cuidado y aparto la manta que le cubre la cara. ¡Por dios, es un niño precioso!

—Eres guapísimo —susurro acariciando sus rechonchas mejillas.

—Se parece mucho a ti —añade ella.

—¿Tú crees? —sonrío abiertamente y beso su frente. Huele muy bien —. Voy a cuidar siempre de ti, enano —susurro.

—¡¿En esta casa no se come?! —grita papá desde la cocina.

Mi madre da un respingo por su grito y me mira asustada.

—Lleva a tu hermano arriba. Voy a preparar la comida y después subo con vosotros.

Te cuidaré siempre

Asiento y subo las escaleras en dirección a mi cuarto sin rechistar. He aprendido que lo mejor es no molestar a mi padre, mientras me mantenga lejos de él, no corro el riesgo de que se cabree por algo y me pegue. Además, ahora no solo tengo que esconderme yo, también tengo que proteger a Cody. A pesar de que su nacimiento no ha sido de mi agrado, no he podido evitar caer rendida a sus pequeños piececitos nada más verlo.

Acuesto a mi hermanito sobre mi cama y lo observo mientras duerme, deseando poder ser como él. Me gustaría poder dormir a pierna suelta sin miedo, sin pesadillas, sin preocupaciones.

—No has tenido suerte con la familia que te ha tocado —murmuro acariciando sus pequeños deditos —. Mamá es buena, aunque para ella siempre vas a estar en segundo lugar. Papá es lo más importante. Tienes que mantenerte alejado de él, enano. Te prometo que no voy a dejar que te haga daño. Te voy a cuidar mucho.

Un par de horas después, mamá entra en mi habitación. Ya me he acostumbrado a su cara triste y a verla siempre con cardenales en su rostro. Es muy guapa, o al menos a mí me lo parece, pero siempre está triste y cansada.

—¿Sigue dormido? —pregunta en un susurro. Asiento y ella hace una mueca de disgusto —. Voy a tener que despertarlo para comer. Además, si duerme durante el día, se pasará la noche despierto y no dejará dormir a papá.

Su predicción se cumplió, esa misma noche me desperté sobresaltada al escuchar el llanto de mi hermano, y los gritos de papá no tardaron en llegar. En cualquier otra ocasión habría ignorado sus maldiciones e insultos dirigidos hacia mi madre, pero esta vez era distinto. Tenía miedo de que pagara su mala leche con Cody. ¿Sería capaz? ¿Le pagaría a un bebé? Ni siquiera recuerdo cuándo fue la primera vez que mi padre me golpeó, supongo que era demasiado pequeña como para acordarme.

Me levanto a toda prisa y cruzo el pasillo a la carrera dirigiéndome a la habitación de mis padres, abro la puerta de golpe y mi madre me mira sorprendida.

—Erin, ¿Qué haces aquí? —pregunta intentando tranquilizar al bebé que no deja de llorar —. Vuelve a la cama.

—¿Cody está bien? —inquiero mirando a mi padre de reojo.

Él está sentado en la cama tapándose los oídos con las manos.

—¡Haz callar a ese maldito mocoso! —brama.

—Frank, es un bebé. Los niños lloran —dice mi madre intentando hacerle entrar en razón.

—¡Me importa una puta mierda lo que hagan los niños! ¡Haz callar a ese maldito bastardo o lo haré yo! —Su grito me aterra, pero por primera vez, no siento miedo por mí o por mi madre. Toda mi preocupación está centrada en mi hermanito —. ¡¿Por qué demonios has tenido que quedarte preñada otra vez?! ¡Como si no tuviésemos suficiente con tener una cría! Ahora son dos, dos putos mocosos que aguantar —resopla y se deja caer en la cama tapándose los ojos con el brazo.

Mamá me mira y me hace un gesto con la cabeza para que salga de la habitación. Sé lo que intenta, quiere que me vaya antes de que Frank se cabree más y acabe pagando su frustración conmigo.

—Me iré abajo con el niño —susurra mamá.

—¡Y una mierda! —grita Frank levantándose de la cama de un salto. La cara de mi madre se transforma en una máscara de puro terror al verle caminar hacia ella frunciendo el ceño—. ¡Tú no vas a ningún lado! ¡Eres mi mujer! Tu lugar es a mi lado, en mi cama —Me mira y entrecierra los ojos—. Pásale el niño a la mocosa, que ella se encargue de cuidarlo.

—Frank por favor, solo es una niña, no puede hacerse cargo de un bebé —suplica mi madre.

—¡He dicho que le pases el puto crío a Erin! —insiste agarrando su brazo con fuerza.

Mamá hace una mueca de dolor y me mira con cara de pena.

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La infancia de Erin 2/3

Segunda parte de la precuela en forma de relato de "La trampa de Erin". En "La infancia de Erin" veremos acontecimientos que marcaron su infancia y definieron su futuro.

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