El Fugitivo (no ESE fugitivo)

Cuando pensamos en "El Fugitivo" a todos nos vienen a la cabeza las imágenes del hombre en la boca del túnel a punto de saltar. Pero ese no es El Fugitivo del que vengo a hablarte hoy.
Índice de contenido

Imagino a un tal Richard Bachman escribiendo como un loco en la noche. 

—No me interrumpas, Steph. Todavía no he acabado.

—Ya, Richard, pero tengo que concluir mi novela. Esa máquina de escribir es mía. Mi editor espera.

—Ese hijo de puta no tiene alma. ¿Ahora te viene con prisas?

—Hay unos plazos que cumplir.

—Stephen daba pasos en redondo alrededor de Richard.

—Tío, son las tres de la madrugada. Me puedes dejar en paz.

—Como desees, pero adónde quieres llegar. Por qué tanta prisa con escribir. Déjame ver.

—¡Fuera de aquí! — Richard dejó de teclear, se volvió hacía Stephen mientras este le sonreía irónicamente con las manos en los bolsillos.

Se levantó, fijó los ojos en él y apretó los puños. 

—¿Vas a hacerlo? —Stephen se burlaba. —Venga, no tienes agallas. 

Richard levantó su puño sobre la cabeza de Steph y, entonces, su imagen se desvaneció.

Se encontraba en el cuarto subterráneo de su casa, en la oscuridad, en un frío día de diciembre. Solo le quedaban unas páginas para acabar su novela.

Respiró profundamente y se calmó. Volvió al texto que estaba escribiendo. Ben Richards, su personaje, agonizaba.

Por un momento Richard pensó que tal vez se estuviera volviendo loco. Steph era su viva imagen, su hermano gemelo, que escribía igual que él y publicaba una novela al año.

Fuente: Mente perturbada del autor

Sí, imagino a Stephen King cargado hasta las cejas de café escribiendo una novela con el pseudónimo de Richard Bachman.

El King

Stephen King escribió cinco novelas con el pseudónimo de Richard Bachman entre 1977 y 1984. Como él mismo explicó: “Las cifras habían llegado a una cota muy elevada. A veces siento como si hubiera plantado un modesto paquete de palabras y hubiese visto crecer una especie de planta mágica… o un jardín descontrolado de libros (¡MÁS DE CUARENTA MILLONES DE EJEMPLARES EN CIRCULACIÓN!).

Durante esos años la producción de King fue tan extraordinaria que sus propios editores le aconsejaron publicar con un pseudónimo. En cierto modo me imagino a Stephen King como un fugitivo, acosado por su propia actividad.

El Fugitivo

Y ahora hablemos de El fugitivo, de Stephen King.

Supongamos que existe un programa televisivo donde los concursantes son las víctimas del juego, y que, mientras sobrevivan, ganan importantes sumas de dinero.

Esto era ciencia ficción en 1982 cuando se publicó la novela; hoy en día, no tanto. 

Quién no conoce programas de televisión donde los concursantes venden parte de su vida por un puñado de dólares. Se mercadea con la intimidad: las relaciones personales, la pareja sentimental o con los amigos. Programas donde intervienen tus familiares y las cámaras de televisión enfocan día y noche tu vida desde que te acuestas hasta que te levantas. 

El experimento de encerrar a un grupo de jóvenes para que acaben eliminándose entre ellos, mientras el público disfruta desde su casa con escenas impúdicas de alto contenido sexual bajo la nula intimidad de los participantes. 
Un gran hermano, un ojo que todo lo ve al estilo que ideó George Orwell en su novela 1984 para el deleite de millones de telespectadores embobados por la seducción televisiva.

¿Suena, verdad?

Stephen King publicó esta novela de ciencia ficción en lo que hoy en día, cuarenta años más tarde, nos puede parecer admisible. ¿O tal vez esté exagerando? Dejemos pasar unos cuantos años más…

La novela

Centrándonos en la novela, podemos asegurar que cuando lees a King te sumerges rápidamente en la historia, sus personajes forman parte de ti y los acompañas en todo momento.  La maestría reside en conseguir que sus sentimientos sean tuyos.

Ben Richards, personaje central, (curiosamente se llama Richards casi como el pseudónimo del autor) es el concursante que acepta ser perseguido hasta la muerte en un programa televisivo de audiencia mundial en el que nadie se plantea que las personas que participan puedan ser inocentes.

La maquinaria mediática está perfectamente engrasada y el mundo entero atiende a un solo dictado.

¿Les suena de algo, o tal vez aún no hemos llegado a la transmisión televisiva del pensamiento único? 

Si aún no es así, puede que sea cuestión de tiempo y en unos años estemos jaleando desde nuestras casas el asesinato de cualquier persona inocente de la que nos hayan convencido de que es un vil asesino que concursa por dinero.

Las similitudes

Ciertamente en El fugitivo acabas deseando que el protagonista se salve o al menos se salga con la suya y consiga derribar ese imperio corrupto que maneja a la sociedad. Ben Richards es un hombre desvalido sin recursos que tiene una hija enferma a la que no puede sustentar: un hombre desesperado que necesita dinero, en el que cualquiera de nosotros se puede ver reflejado.

Posiblemente haya algunas partes difíciles de creer, me refiero a la propia supervivencia de Ben. No imagino a un tipo pilotando un avión con los intestinos fuera del estómago tratando de que no se caigan al suelo, pero cuando llegas a ese capítulo ya estás tan inmerso en la historia que no te das cuenta.

El jardín

Creo que siempre merece la pena leer a Stephen King pues es un autor que ha roto ciertos moldes, que ha explorado circunstancias o temáticas que no son políticamente correctas, y ha salido airoso de esa batalla. Como él dice: “su jardín de millones de libros se ha descontrolado”. 

Un aplauso para él.

El juego del calamar

Estas semanas está siendo un éxito televisivo una serie de Netflix llamada El juego del Calamar

Me enteré por casualidad cuando acabé de leer El fugitivo. Es sorprendente la similitud de ideas que confluyen entre la novela de King y la serie de Netflix.

Juegos por la supervivencia, en los que el dinero nos convierte en depredadores con grandes audiencias televisivas.

Escritor de ciencia ficción con terroríficos acercamientos a la fantasía. Lector en constante búsqueda. Outsider de la realidad explorando mundos paralelos.

Créditos de las imágenes
  • El fugitivo | Awenyr Luna | CC BY 4.0 | Incluye imágenes de Canva Pro
  • El juego del calamar | Netflix | Copyright | Todos los derechos reservados
  • El fugitivo | DEBOLS!LLO | ISBN 9788497930147

Compartir en:

2 comentarios en «El Fugitivo (no ESE fugitivo)»

Deja un comentario

¿Quieres enterarte de todo antes que nadie?

¡SUSCRÍBETE A NUESTRA NEWSLETTER!

Únete a nuestra comunidad Liternauta y recibe en tu correo electrónico información sobre nuestras novedades, sorteos, ofertas, colaboraciones... y orientado a tus preferencias según seas lector, autor, blogger o bookstagrammer.
¡Apúntate y comparte nuestra pasión por la literatura!
Newsletter de ProtoLuna

SUSCRÍBETE A NUESTRA

NEWSLETTER

Recibe periódicamente a tu correo electrónico información sobre lo que está pasando en ProtoLuna en función de tu/s grupo/s de afiliación.

  • Un resumen de nuestras últimas entradas.
  • Todas las novedades que lleguen a la web.
  • Próximos sorteos que vamos a realizar.
  • Próximos eventos a los que asistiremos.
  • Próximas colaboraciones con autores, bloggers y bookstragrammers.
  • Y mucho, mucho más…

Responsable: Analía Bretal Martínez.

Finalidad: recoger y tratar los datos personales solicitados para poder enviarte nuestra newsletter a tu correo electrónico.

Legitimación: tu consentimiento como interesado.

Destinatarios: tus datos serán guardados en Mailrelay, proveedor de servicios de mailing de protoluna.com, dentro de la UE.

Derechos: tienes derecho, entre otros, al  acceso, rectificación, limitación y supresión de tus datos, asi como a presentar una reclamación ante una autoridad competente.

Información adicional: Puedes consultar la información adicional y detallada sobre protección de datos en nuestra Política de privacidad.